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Reflexión del día

Hoy contamos con otra reflexión de nuestra compañera y maestra de primaria Maite Schneider. La tarea de cada día aumentan nuestra experiencia y dan pie a reflexiones tan exquistitas y tan bien contadas como hace “la seño Maite”. Seguro que os gusta:

Con la a, con la e y con la i..

Educar es un reto. Está fuera de toda duda que Educar es algo  más que transmitir conocimientos. Es más, hoy día tenemos claro que, si por conocimientos entendemos información, podemos encontrarla con facilidad fuera de la escuela. A golpe de clic. Sólo tenemos que preguntar lo que queremos saber a través de cualquier navegador de internet.

Pero la escuela sigue siendo un magnífico lugar para educar, para formar personas capaces de mejorar el mundo. Este mundo que apenas nos da un respiro para asumir los cambios continuos que estamos observando en nuestra sociedad.

Mientras la Tierra, nuestro planeta, sigue girando alrededor del sol durante 365 dias, el mundo se nos muestra girando a velocidad de vértigo en esta era digital que todo lo envuelve.

Cientos de sucesos, eventos, roles, discursos, problemas, avances….se multiplican, se conectan, se entremezclan en el día a día de nuestros jóvenes que andan, o más bien corren sin separarse ni un palmo de las redes sociales.

A los profesionales que nos sentimos comprometidos con el maravilloso y complejo mundo de la educación, nos debe preocupar “ pasar de puntillas” por este momento de cambio. También es nuestro momento.

Aprender a aprender, reflexionar sobre lo que hacemos y compartir los logros y las dificultades de nuestro trabajo es importante para dar la talla como maestros de hoy.

Y, desde luego no todas las fórmulas de éxito con nuestros alumnos se encuentran en los libros, ni en los cursos de formación, ni en las técnicas de innovación pedagógica que ya deben formar parte naturalmente de nuestros nuevos momentos de educar.

Yo creo , y esta es mi reflexión de hoy, que no hay que olvidar las vocales:

Con la “a” de la Alegría y la “i” de la ilusión se consiguen realizar obras de arte educativas. Estampas como las que hemos vivido esta mañana en nuestro cole: alumnos de primer ciclo de primaria que con sus compis de educación especial han disfrutado aprendiendo a través del juego que todos somos necesarios y complementarios. Que a todos nos preocupa estar sanos y fuertes y que por eso nos tenemos que ayudar a construir nuestra pirámide de la vida. Una pirámide donde encontrar la salud del cuerpo, pero también del alma, porque nuestras emociones también son importantes.

He dejado la “e” para el final. La “E” del Equilibrio. Ese que debemos buscar entre lo viejo y lo nuevo, la teoría y la práctica, la fantasía y la realidad, las clases magistrales y las técnicas de cooperativo, la persona y el mundo que la rodea.

La “E” de la educación de las emociones, que favorezca situaciones de aprendizaje en las que los alumnos desarrollen su interior contando también con el interior de los demás, para construir en lugar de destruir, para respetar en lugar de rechazar, para equilibrar la balanza entre hombres y mujeres, para vivir nuestras emociones en plenitud, para crecer felices en sociedad.

Y todo esto y mucho más, con la “E”de la elegancia. Ese valor en desuso que te ayuda a distinguir lo mejor de lo simplemente bueno, que te acompaña en el trabajo que haces desde la experiencia propia de tu día a día y las experiencias compartidas.

Me quedo finalmente con la “E” de empezar cada jornada con entusiasmo porque me gustan más los comienzos que los finales, porque Educar es un reto, aprender es un reto y no podemos conformarnos como educadores con la mediocridad. Hay que apostar por la “E de la Excelencia educativa. Y esa está en nuestras manos . Y no está en el final. Está en el camino. Está en lo que hacemos cada día con amor, acompañar a nuestros alumnos y aprender con ellos.

Maite Schneider.

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