PARA COMPARTIR…
Hoy mis alumnos han vuelto a sorprenderme y a recargar en unos minutos la batería de mi vocación de maestra.
Inmersos en el trabajo de nuestro último proyecto basado en el mundo de la Ciencia, les planteo una tarea individual que tendrán después que exponer al grupo: “¿ Qué te gustaría que la Ciencia descubriera o inventara a día de hoy?”
Lanzada estaba la propuesta y.…”ABRACADABRA” , (título de nuestro proyecto), surge la MAGIA.
Los corazones de los niños se ponen a funcionar y más veloces e impacientes que su escritura, imaginan en voz alta y dibujan en el aula uno a uno los proyectos científicos que para ellos son importantes a día de hoy.
Con nombres y apellidos yo los disfruto imaginando que lo que dicen se hace realidad y me limito a copiarlos atropelladamente para que no se me escape ninguno, y así los comparto con vosotros:
- Vacunas capaces de prevenir el cáncer.
- Medicinas que no hagan daño y curen la leucemia.
- Antídotos contra enfermedades raras como el ELA o la esclerosis múltiple.
- Jarabes que hagan sonreír a aquellos que no conocen mas que la tristeza.
- Palabras que al compartirlas se conviertan en realidad y reduzcan al vacío otras realidades como el hambre o la guerra.
- La posibilidad de que los personajes de ficción atraviesen las pantallas y cobren vida para que los dibujos animados jueguen con nosotros en casa.
- Bombas de chuches que exploten al oír las risas de los niños y la de los adultos.
- Balones de fútbol que curen las heridas de aquellos a los que golpean.
- Máquinas del tiempo que nos permitan viajar al pasado para aprender lo que se puede cambiar en un futuro y reírnos un poco de nosotros mismos.
- Robots pensados para cuidarnos según nuestras necesidades y
- mecanismos sencillos que en forma de chips, nos trasladen por caminos rectos y cortos a nuestros puestos de trabajo cada día, para que cuanto antes empecemos a hacer felices a los demás con la sonrisa y la salud que irradiamos cuando no tenemos estrés.
¿No es maravilloso dejarse inundar por esta sensibilidad?
Inmediatamente, y como parte del proceso que soy yo, me animo a ponerme una tarea que será aplicar el “método científico” a este momento, y:
OBSERVO: que estos niños y niñas de siete años son sensibles a la realidad que les rodea, mucho más de lo que quizá podamos sospechar.
ME PLANTEO PREGUNTAS como ¿Qué expectativas tienen ellos en nosotros sus profesores? ¿En qué medida les influimos y les ayudamos a crecer?
HIPÓTESIS VARIAS surgen en mi mente. Está claro que en este mundo convulso, los niños tienen mucho que decir.
EXPERIMENTO, y este último paso del método me encanta, que sigue habiendo esperanza y buenas ideas para mejorar el mundo que nos rodea.
La sensibilidad de los niños es magia y su capacidad de creer que todo es posible, hará milagros en un futuro no muy lejano.
Conmigo les han funcionado sus pequeños-grandes proyectos . Me han hecho sonreír, me han trasladado en el tiempo y mejorado la salud de mi alma.
Incluso es posible que mañana llegue en un salto a mi lugar de trabajo a través de esa puerta interestelar que es la ilusión de los pequeños.
Y es que además ellos, mis alumnos, son inagotables. Fuentes de energía e imaginación que mientras yo escribo torpemente estas líneas, ellos siguen planteando preguntas y proyectando sus inquietudes.
Por mi parte procuro cada día buscar el equilibrio entre el saber escucharles y enseñarles a escuchar, dejarles hacer y hacer con ellos.
En fin, es emocionante formar parte de los cambios que estamos viviendo, pero también es un reto diario pararnos a pensar y a analizar lo que vamos aprendiendo en esta sociedad de la inmediatez.
Maite Schneider.
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